Antes de
principiar te diré que este Santo Sacrificio se llama Misa, esto es, enviada,
porque representa la legación que media entre Dios y el hombre; pues Dios
envía a su Hijo al altar, y de aquí la Iglesia le envía a su Eterno Padre para
que interceda por los pecadores. (SAN BUENAVENTURA. In exp. Miss.).
1.
Mucha paciencia se necesita para tolerar el contagioso lenguaje de algunos
libertinos que con frecuencia se atreven a difundir proposiciones
escandalosas, que tienen sabor de muy pronunciado ateísmo, y son un veneno para
la piedad cristiana.
"Una
Misa más o menos, dicen, poco importa".
"Ya
no es tan poca cosa oír la Misa los días de obligación".
"La
Misa de tal sacerdote es una Misa de Semana Santa: y cuando lo veo acercarse al
altar escapo de la iglesia".
Los
que así se expresan dan bien a entender que en poco, mejor dicho, que en nada
aprecian el adorable sacrificio de la Misa. ¿Sabes, querido lector, lo que es
en realidad la Santa Misa? Es el sol del mundo cristiano, el alma de la fe, el
centro de la Religión católica, hacia el cual convergen todos los ritos, todas
las ceremonias y todos los Sacramentos; en una palabra, es el compendio de todo
lo bueno, de todo lo bello que hay en la Iglesia de Dios. Medita, pues,
atentamente, piadoso lector, lo que voy a decirte en estas páginas para tu
instrucción.
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